17/8/2017 Oviedo - Cabruñana


Empiezo el Camino un año más. Este es especial, ya van 20 años desde que hice el primero y creo que no he faltado ninguno. Lo raro sería no hacerlo.

Salgo con el propósito de cuidar las fotos. Sé que es un proceso y conseguir un par de buenas tomas al día será el objetivo

Y no deja de ser siempre lo mismo: todos un poco despistados hasta que salimos de la ciudad, un poco tímidos, todavía no hemos compartido nada. También las dudas de cómo será este Camino.


Tal y como le caía la luz, no pude evitar robarle esta foto

Dejo la ciudad, momento de mirar atrás

La primera peregrina con la que cruzo un par de palabras. Italiana, de madre española. No la volveré a ver.


Después de ver la masificación del Francés en la confluencia con el del Norte, y del ambiente turístico de este, confío en que el Primitivo me devuelva las sensaciones de los primeros años.

No puede faltar una ermita, hay docenas, todas de construcción parecida 



Típica foto del Camino

O esta

Inés y André (fuera), de Portugal



Pocas bicis, eso es buena señal. Todos con mochilas, no muy grandes. No hay grupos, o solos o en pareja (matrimonios, novios, amigos, padre e hijo, etc.). Cuando hablo con ellos, la mayoría han hecho ya otros Caminos y saben/sabemos qué es lo que hay.

Asturias, inmensa


Se agradece la señalización con mojones, estos no los cambia nadie


Estas postales terminan siendo fotos de rutina. Andar por esto sitios, todo lo contrario.


Y decimos que dominamos la Naturaleza

Contrastes en el Camino, no siempre es todo verde y arbitrario

Estas luces me recuerdan a las fotos de Navia

Y lo que siempre hay son sorpresas. Al llegar a Grado, dejo que Gustavo y a la pareja de malagueños se adelanten al albergue mientras me tomo una buena jarra de cerveza helada. Repuesto, me presento y no quedan ya plazas. A comer ligero (bueno, de postre un tocino de cielo y un Macallan, porque yo lo valgo), luego al super, que en San Juan de Villapañada no hay bar ni sitio donde comprar cena ni desayuno. Mentalizado para subir los 5 Km de cuesta continua con calor y el sol de cara.

Haciendo cola en el albergue de Grado Gustavo, de Argentina, y un ¿italiano? que queda atrás. 


De vez en cuando presto la cámara. En el albergue de San Juan de Villapañada, Teresa, de Badajoz, se encarga de sacar estas siluetas que con el tiempo tendrán nombre

Llegamos un grupito de cinco y resulta que ahí tampoco hay sitio. Ole, y yo que había cargado con una botella de sidra la jodida cuesta.

Después de alguna negociación Domingo, el hospitalero, propone acercarnos al siguiente albergue en coche. Allí me entero del atentado de Barcelona. Me quedo helado, no entiendo nada. Todo pasa.


Cenamos, charlamos la sobremesa y hasta mañana.

Elena y Michela, italianas
Olvido algunos nombres, como el de este italiano majísimo (bromeábamos con macho/bulicio). Fernando, hijo y padre, desde Holanda y Cádiz. El último día se despidió con una frase de Almafuerte "no te sientas esclavo, ni aún siendo esclavo". Misterios del Camino :-)

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