19/8/2017 Bodenaya - Campiello



Nos despierta David con un mix de clásica y músicas del mundo, es lo suyo. La ropa seca y ordenada al estilo Marie-Kondo, lo que sigue encantando a las chicas, cómo lo sabe.



Teresa tiene problemas con los pies, necesita reposo. Por lo menos ha conocido el albergue, lo tenía pendiente.

Hoy sí toca agua, y aunque retraso la salida, la lluvia no se irá hasta las 13h, llegando a Tineo.


Sé que son sudafricanos y viven en un barco en el Caribe. Los albergues les parecen sitios muy amplios para dormir.

Además, hay una zona de barro de varios kilómetros. Por suerte he traído las botas y me despreocupo. En la cabeza tengo la etapa de mañana de Hospitales, 26 Km sin tiendas, pueblos ni fuentes siquiera.


Me vienen a la cabeza ratos del albergue de Bodenaya, lo fácil que pueden ser las cosas cuando tenemos la actitud suficiente. La vida real es más compleja, pero esto no es una excusa para dejar de intentarlo. Lo difícil es encontrar el equilibrio (vaya descubrimiento).



Paso por bosques preciosos que no merece la pena fotografiar, hay que vivirlos.

No recuerdo sus nombres, creo que alguno es de Valencia

El gigantón Daniel (creo) salió de su casa en Munich hace 5 meses. A su lado otro par sin nombre, chileno y argentino.



He salido solo, coincido con algunos, cruzo unas palabras y sigo. Con Miguel y David sí que ando un trecho mayor, nos dejamos conocer un poco más.


No estaban metiendo tripa

Los peregrinos del cono Sur


Los últimos kilómetros son siempre los peores. Para todos.

Al llegar a Campiello todos somos peregrinos amigos. Un rato con unos, luego con otros, es un no parar.

En el bar de Ricardo, que con la emoción se me olvidó pagarle. A Ricardo no, y vino a verme al albergue. Aparece nuevo otro Ricardo, de Valencia, con camiseta negra.

Abraham estaba empeñado en ver el partido del Atleti, la cuestión es que iba perdiendo



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